Se ha argumentado que los estudiantes de bachillerato no se animan a estudiar carreras de ingeniería porque las consideran carreras duras y en las que, a posteriori, las diferencias salariales en España no son muy significativas respecto a los titulados en FP. Cierto. Por desgracia, el título no garantiza un salario acorde con la formación. Pero no es menos cierto que, lamentablemente en los tiempos que corren, los estudios se rigen por modas. Y ni la informática ni la ingeniería están de moda: hasta hace muy poco se desanimaba a cursar estos estudios -desde los mismos medios de comunicación que ahora claman al cielo que faltan 25000 ingenieros- porque, se decía, se iba a pinchar la “burbuja informática“.
¿Y ahora qué? ¿La burbuja informática se pinchó y se ha vuelto a inflar? Los sociólogos y analistas de la educación, tan amantes de la previsión de la evolución -caótica por otra parte- de las necesidades sociales no han acertado. Sus estimaciones estadísticas fueron erróneas, como lo fueron hará unos quince años, cuando se decía a los bachilleres que no estudiasen magisterio, que con la bajada de la natalidad no habría niños ni, por ende, trabajo. Ahora también faltan maestros de enseñanza primaria.
Hay que animar a la formación académica. Sin formación las perspectivas laborales se reducen. Tal vez haya personas en paro que deban plantearse formarse en informática y programación. Porque hay una demanda y, en caso de no cubrirse con los trabajadores nacionales, se irá a buscar fuera lo que aquí no se encuentra. Hay gente inmigrada que al estar en paro se plantea volver a casa, con el dilema de un nuevo desarraigo para sus hijos y familia, ya integrados en los últimos años en España. Medio millón de inmigrantes en paro, una tasa de casi el 15%. Les animo también a la formación en nuevas tecnologías.
La falta de vocaciones en ingeniería e informática, como en otras carreras de ciencias puras (matemáticas y física, sobre todo), se debe a causas muy diversas. Una de ellas es que los estudiantes de ciencias se están dirigiendo mayoritariamente a carreras biomédicas (biología, medicina, farmacia…), donde también hay una fuerte demanda social, principalmente en medicina y veterinaria. En estas disciplinas los problemas son otros. Durante años se limitaron las plazas universitarias en veterinaria y medicina, muchos estudiantes se quedaron fuera de la carrera que querían, y ahora resulta que faltan médicos y veterinarios. Hay una mala planificación de las plazas que ofrece la universidad española.
Por otra parte, no es menos cierto que los medios de comunicación han vendido la universidad como una ‘fábrica de parados’. Hay una plaga de noticias del tipo “yo estudié la carrera X y no encuentro salida de lo mío”. No se suele la prensa fijar en las estadísticas, favorables, respecto a la elevada inserción laboral de los titulados en ciencias, en especial los titulados en ciclos formativos técnicos o en ingenierías. No se entrevista al que estudió y trabaja de lo suyo. Sólo se destacan que los sueldos son ‘poco mayores que los de gente sin titulación’ o ‘más bajos que en el resto de Europa’. Cierto, pero los sueldos son mayores que en los no titulados en España. Craso error de los medios.
El desánimo mediático conduce a los estudiantes adolescentes a optar por vías de empleo rápido, en general mal remunerado. La sociedad de consumo no empuja a los alumnos a la cultura del esfuerzo. Cuesta entender, sobre todo a determinadas edades, que el importante esfuerzo formativo tendrá una recompensa, cuando sin embargo los medios de comunicación parecen decir lo contrario. Que el esfuerzo será inútil.
Para concluir, reiterar el ánimo a la formación académica. En lo que uno prefiera. Pasen ustedes de modas, que lo que hoy ‘no tiene salida’ o ‘la burbuja que se va a pinchar’, mañana puede darles trabajo. Y con el tremendo placer de dedicarse uno a lo que le gusta. Quizá la informática, aquella afición que tenían desde pequeños, cuando empezarton jugando a videojuegos, se convierta en su profesión en un mercado laboral que, parece que ahora sí, demanda informáticos. No se guíen por modas académicas.
Una cosa es la investigación y otra tratar de vender ordenadores como churros todos los dias como quien se compra el periódico. Tendrá que pinchar igual que la vivienda.
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